LA INVASIÓN ESPAÑOLA Y LA CAÍDA DEL TAHUANTINSUYO

martes, 3 de septiembre de 2013

Indice - Historia del Perú

ANTECEDENTES:
En 1508, el rey de España Fernando "El Católico" mediante los LEYES DE BURGOS autorizaría la colonización de tierra firme. Es así como surgen las gobernaciones de Castilla del Oro entregada a Diego de Nicuesa y Castilla del Oro concedida a Pedro Alonso de Ojeda.

En 1509, Pedro de Alonso de Ojeda quien traía a Francisco Pizarro como lugarteniente y jefe de sus tropas ingresó a su gobernación y tras algunos enfrentamientos con los naturales logró imponerse y fundar el primer fortín en América continental: San Sebastián. Al poco tiempo se retiró y dejó a Pizarro como único responsable de sus dominios.

Para 1510 Ojeda envió al Licenciado Fernández de Enciso con quien llegaba Vasco Núñez de Balboa y acompañado de Pizarro fundó una ciudad: La Santa María de la Antigua del Darién (En los actuales límites de Panamá y Colombia). Fue en este lugar que Pizarro y Balboa confabularon para expulsar al licenciado Enciso y apropiarse de las gobernaciones de Tierra Firme. También ahí, Balboa conoció a los indios Panquiaco y Comagre (que según la tradición son los que informaron a Balboa de la existencia de un reino muy rico con abundante oro y plata ubicado al sur de esas tierras).

Balboa muy entusiasmado con las noticias, organizó una expedición en 1513 guiada por su lugarteniente: Pizarro, con la que arribó el 25 de setiembre de ese año al Océano Pacífico bautizándolo como El Mar del Sur. Allí conoció al cacique Tumaco (fue él quien con una serie de dibujos en la arena le corroboró las noticias recibidas en La Santa María). Balboa quiso continuar pero su socio Pizarro lo convenció para retornar a la ciudad, fatal decisión que lo llevaría a la muerte.

En 1514 llegó una nueva autoridad a la tierra firme: Pedro Arias Dávila, que por su ánimo belicoso y abusivo era llamado "pedrarias" y de inmediato encontró un colaborador incondicional: Pizarro. Ambos confabularon y en 1517, tras un juicio injusto, condenaron a muerte por decapitación a Balboa. La nueva alianza Pizarro-Pedrarias partió hacia el otro lado de la Tierra Firme y en 1519 fundaron Panamá, siendo su primer alcalde Pedrarias y el segundo Pizarro.

Desde este lugar se organizaron hasta 15 expediciones para hallar ese reino de oro y plata que contaban los nativos pero todas ellas fracasaron. Pascual de Andagoya fue uno de ellos; pero su nombre quedará grabado pues cuando llegó a la actual Colombia escuchó la palabra Virú (Pirú?) de donde se supone se originaría el nombre de nuestro país y la fama que esos días recreó las más fantásticas historias doradas.

Los españoles llegaron al Perú para cumplir una misión sin importarles el costo. Por ello lo importante era lograr los avances para comunicarlos al rey de España, Carlos V y de esta manera justificar su expedición. Los medios que utilizaron en la conquista fueron terribles. El yugo que cayó sobre los indígenas fue tan abrumador que algunos conquistadores mostraron su arrepentimiento en sus testamentos. En un primer momento todo estaba permitido con tal de continuar la conquista y justificar la inversión de la corona española. Así empezó esta empresa que terminó siendo una guerra de indios contra indios y sangre contra sangre, una guerra de la que como consecuencia, nacería una nueva raza, mestiza, la raza americana:
Nosotros.

LOS VIAJES DE PIZARRO
EL PRIMER VIAJE.- Se realizó entre 1524 y 1525 se limitaron a recorrer los territorios explorados hasta ese entonces. La empresa solo consiguió dos barcos: Santiago y San Cristóbal más 120 hombres. Pizarro sería el director, Almagro se encargaría de conseguir el dinero para financiar los soldados y víveres necesarios para abastecer y socorrer a Pizarro en la expedición, y el cura Luque el tesorero.

Entre los incidentes más saltantes están los ocurridos en el Puerto del Hambre (Pizarro se extravió durante medio año en la selva y su gente terminó envenenándose unos con las plantas silvestres y otros "que comieron hasta las propias botas y suelas de sus zapatos"); y en las tierras del cacique de las Piedras, Francisco Pizarro fue recibido de manera hostil y abandonó la zona sin dejar referencias del peligro. Cuando llegó Almagro también fue atacado al punto de perder un ojo e indignado por esto ordenó incendiar el pueblo que de allí quedó "Quemado".

EL SEGUNDO VIAJE: Se realizó entre 1526 y 1528. Los expedicionarios avanzaron juntos hasta la bahía de San Mateo, Almagro retornó a Panamá en busca de más apoyo, Pizarro esperaría allí y Bartolomé Ruiz avanzaría hacia el Sur.

Yendo hacia el sur Ruiz llegó hasta el actual golfo de Guayaquil donde se cruzó con una balsa de indios tallanes: fue el primer contacto con gente del mundo andino. Cuentan los cronistas que "estos si parecen gentes y son de mejor color y textura y llevan finos atavíos...". Ruíz ordenó coger a algunos de estos indios y tomaron cinco, bautizados luego como : Felipillo, Josecillo, Fernandillo, Francisquillo y Enriquillo.

Nuevamente los socios se encontraron esta vez en Atacames con noticias muy novedosas: Ruiz traía a los indios tallanes y Almagro señalaba que Pedrarias había sido reemplazado por el nuevo gobernador Pedro de los Ríos. Además Almagro estaba indignado pues consideraba un abuso de sus socios que él se encargue de conseguir los hombres y víveres para la empresa mientras que Pizarro no lo aceptó y Almagro fue calmado por los soldados. (Este hecho es conocido como la Porfía de Atacames).

Pizarro, para congraciarse con la nueva autoridad ordenó a sus soldados que envíen presentes al nuevo gobernador, lo que fue aprovechado por algunos que no querían continuar en la expedición para denunciar los maltratos de los que eran víctimas; uno de ellos fue Juan de Saravia.

Pedro de los Ríos recibió una copla que decía:
"Pues señor gobernador
Miradlo bien por entero
Que allá va el recogedor
Y acá queda el carnicero".

Almagro que había retornado de Panamá, fue apresado y se envió al Capitán Juan de Tafur para detener a Pizarro y ordenar su inmediato retorno. El encuentro se dio en la Isla del Gallo donde, según la tradición, Pizarro trazó una línea sobre la arena y dijo:
"soldados,
De esta línea al sur está el Perú : La Fama.
De está línea al norte Panamá: La muerte y la miseria".

Luego cruzó la línea al sur y refieren que sólo trece lo siguieron. (Los trece de la Isla del gallo).

Pizarro y sus trece hombres pasaron a la isla de La Gorgona y enviaron a Ruiz para que pague la fianza y liberen a Almagro. Nuevamente juntos los socios marcharon hacia el Sur, esta vez llegarían al Perú.

En marzo de 1528 estaban frente a Tumbes y con el temor de desembarcar por la reacción que tendrían los naturales. Pizarro envió primero al soldado Alonso de Molina. Cuenta este hombre que al bajar, los indios se acercaron a los negros esclavos que llevaba y "empezaron a restregarles la piel y echarles agua para limpiarles el color". Luego bajaría el griego Pedro de Candia. Su porte robusto, piel clara y armas de fuego que traía hizo creer a los lugareños que se trataba de un enviado de Wiracocha, acaso ILLAPA (trueno) por el ruido que hacía al "votar rayos de los dedos". Candia conoció allí al curaca Chillimasa, quien lo recibió y trató por varios días, dándole una serie de obsequios. El griego hizo una pintura de Tumbes y la llamó "La Nueva Valencia del Mar del Sur" (habían templos y palacios enchapados en oro y gente finamente vestida). Los expedicionarios llegaron hasta el río Santa y confirmado totalmente la existencia de ese territorio lleno de oro y plata decidieron retornar a Panamá para organizar una expedición decidida a tomar por asalto estas tierras.

LA CAPITULACIÓN DE TOLEDO: Luego de convencer a sus socios, Pizarro viajó España a buscar la intervención de la corona y el 26 de julio de 1529 se firmó LA CAPITULACIÓN DE TOLEDO entre la reina Isabel de Portugal y él, con el que la empresa, de ser inicialmente privada, se convirtió en mixta (la corona recibiría el 20% de todas las riquezas halladas) con la inclusión de la Iglesia Católica que autorizaba la evangelización de los nativos a través del REQUERIMIENTO.

En las cláusulas se señalaba que Pizarro recibiría los títulos de adelantado, gobernador, justicia, capitán general, alguacil mayor y gobernador de la Nueva Castilla. Luque fue proclamado obispo de Tumbes y protector de indios. Los trece del gallo fueron proclamados hidalgos y caballeros de la espuela dorada; Candia fue nombrado Teniente de Artillería,hidalgo; Ruiz recibió el título de piloto mayor de la mar del sur y Almagro solo recibió la capitanía de la fortaleza de Tumbes (estas diferencias fueron las causas para el estallido de las guerras civiles entre los socios en 1537).

Pizarro, luego de firmado el documento, invitó a sus parientes y amigos a acompañarlo en la empresa, De regreso a Panamá le concedió el título de adelantado a Almagro para congraciarse con él y ante la muerte del cura Luque se invitó a Fray Vicente de Valverde.

EL TERCER VIAJE: Se realizó entre los años de 1531 y 1533, los expedicionarios se extraviaron en la región del Coaque (Zona pantanosa al norte de Ecuador) donde fueron atacador por los nativos y las enfermedades; cuando Pizarro sentía que la expedición fracasaba, fue rescatado por Sebastían de Benalcázar y llevado hasta la actual Guayaquil. Allí conocieron al curaca Tumbalá quien intentaría eliminarlos, pero tras ser develado su plan fue llevado prisionero hacia su propia isla, la Puná (frente a Ecuador) donde los españoles cometieron una serie de excesos contra los nativos e interfirieron con sus
costumbres, lo que generó un rechazó total e inmediato enfrentamiento a los extranjeros. Pizarro y sus hombres, totalmente sitiados y sin posibilidad de salvarse, fueron nuevamente rescatados, esta vez por Hernando de Soto con quien llegó hasta Tumbes.

En marzo de 1532 arribaban nuevamente a Tumbes con miles de indios nicaraguas, panameños y del caribe, además con la premisa de castigar al usurpador del tronco inca: Atahualpa. El curaca Chillimasa se unió a esta empresa.

Marchando hacia Piura, llegaron al Valle del río Chira donde fundaron la primera ciudad del Perú al estilo hispano: San Miguel de Tangarará (15 de julio de 1532); fue por esos días que conocieron al curaca Maizavillca y recibieron a su sobrino como ayuda en la empresa: Martinillo. En noviembre los españoles partían a Cajamarca dejando a Almagro y Sebastián de Benalcazar en Piura.

Atahualpa, quien ya había vencido a Huáscar, decidió retirar a sus soldados para que los extranjeros lleguen hasta él y pueda matarlos (sus espías le habían informado que no eran ningunos dioses ni enviados de Wiracocha). Los 168 extranjeros llegaron la tarde del 15 de noviembre de 1532 a la plaza de Cajamarca y de inmediato se envió una comitiva para entrevistarse con Francisco Pizarro al día siguiente.

El día 16 de noviembre Atahualpa marchaba hacia la plaza. El inca confiado sólo llevaba 6 000 yanas (sirvientes) desarmados pues el grueso de sus tropas se ubicó en las afueras de la ciudad para capturar a los cobardes que intenten escapar. Los españoles se habían ubicado tras las casuchas de la plaza. Al ingresar a la plaza, el Inca fue abordado por el cura Valverde quien le alcanzó La Biblia y le leyó EL REQUERIMIENTO en latín (el traductor fue el indio tallán Martinillo). Dicen que el Inca lanzó la Biblia e insultó al cura por lo que este corrió hacia un extremo de la plaza y dio la señal convenida: "Santiago,
Santiago, cristianos a ellos que yo os absuelvo". Fue el principio del final. Pedro de Candia y Miguel de Estete arremetieron con Arcabuces y Caballos sobre los indios. El pánico colectivo fue tal que todo un muro de la plaza se vino abajo aplastando a cientos de nativos horrorizados. Sin embargo, no todos lo españoles traían armas (menos de la mitad tenían armas de fuego y caballos) y se calculan en unos 6 000 indios muertos esa tarde en menos de una hora de enfrentamientos. El inca cayó prisionero y encerrado en el Amaru Wasi, ofreció por su libertad un cuarto de oro y dos de plata. Los castellanos aceptaron.

A fines de 1532 el rescate casi se había cumplido. Una de las comisiones españolas que buscaban acelerar el envío de metales a Cajamarca se topó en Pasco con un indio que traía dos sogas amarradas a las clavículas, hediondo y arrastrado por un general andino llamado Quiz Quiz, era el Inca Huáscar. Él ofreció la plaza del Cusco llena de oro si le entregaban la cabeza de su hermano y lo liberaran. Enterado Atahualpa, se adelantó a todo hecho y ordenó la ejecución de Huáscar, quien fue degollado en el río Andamarca (Cajamarca) y su cabeza llevada ante él.

Para marzo de 1533 Pizarro y su gente repartieron el rescate del Inca(sin la participación de Almagro, quien se había quedado en Piura). Los almagristas indignados por este hecho, presionaron para ejecutar al inca y marchar sobre el Cusco, el nuevo botín.

Atahualpa fue procesado y acusado de ser polígamo, heliólatra, fratricida, genocida, conspirador, etc. (Todos ellos cargos válidos para la justicia europea más no para la andina que se regía bajo otros códigos). Se le condenó a morir en la hoguera. Atahualpa, enterado que lo quemarían vivo, decidió aceptar el requerimiento y ser bautizado (tuvo como padrino a Francisco Pizarro y llamado Francisco Atahualpa), por ello se le cambió la pena al garrote (estrangulamiento).

El 26 de julio de 1533 por la tarde se cumplió la orden. Atahualpa fue sentado en un tronco y atado de manos y pies a un madero hacia atrás. El verdugo se colocó una soga a la altura del cuello con un torniquete en el nuca y mientras esta ajustaba la soga asfixiando al soberano, el cura Valverde leía la Biblia pidiendo el perdón para el Inca. Cientos de indios miraban atónitos como lo ejecutaban. El suplicio se hizo interminable, Atahualpa resistió a la muerte sin dar un sólo grito, los indios lloraban y gemían de dolor, daban alaridos al cielo al ver como su gran soberano se desvanecía y como las sogas le reventaban el cuello. Varias indias empezaron a estrangularse con sogas, clavarse puñales en el pecho para acompañar a su Inca. Aquella tarde se perdió todo, la dignidad andina había sido mancillada, pisoteado el honor de miles de inocentes, derramada la sangre de una raza que se resistió a morir en las manos del enemigo; todo había terminado, se había destruido el Tahuantinsuyo y con él la esperanza de todo un mundo.

LAS CAUSAS QUE FACILITARON LA RÁPIDA CAÍDA DEL TAHUANTINSUYO:
A la distancia cabe preguntarnos sin embargo, cómo es que sólo 168 españoles pudieron traer abajo todo un sistema y en tan poco tiempo. Cómo Pizarro pudo capturar a Atahualpa y matar a miles de indios en una sola tarde y con tan pocos hombres. Los españoles señalaban que fueron apoyados por la Virgen María y el apóstol Santiago en sus conquistas, pero hay investigaciones que nos indican cuales fueron LAS CAUSAS QUE FACILITARON LA RÁPIDA CAÍDA DEL TAHUANTINSUYO:

1. El apoyo de las etnias regionales a favor de Pizarro (alianzas con los Tarmas, Tallanes, Tumbes, Huaylas, Guanacas) además de contar con indios y esclavos como auxiliares traídos de Centroamérica.

2. La guerra entre Huáscar y Atahualpa. Lucha interna por el poder que motivó a los huascaristas a unirse a Pizarro en el afán de venganza contra Atahualpa.

3. La inexistencia de un estado consolidado pues el Tahuantinsuyo como realidad estatal tenía apenas 94 años y aún se presentaba como un estado multiétnico y pluricultural.

4. La religiosidad andina que hizo suponer a muchos que los españoles eran wiracochas que ordenarían las luchas por el poder cusqueño.

5. Otras causas aunque menores, son el providencialismo de Pizarro por presentarse como un enviado de los dioses para castigar al inca usurpador, y las armas cuyo impacto inicial fue terrible y letal.

LECTURAS
LOS VERDADEROS VENCEDORES
La conquista del Perú fue una guerra de los señoríos contra la etnia inca. Fueron los huancas, tarmas, chancas, entre otros, quienes tomaron y saquearon el Cusco. Lima fue defendida del asedio de Manco Inca por los huancas, cañares y huaylas. Por su parte, los chachapoyas y los cañares salvaguardaban a los españoles en el cerceo del Cusco. La caída de los incas no dependió exclusivamente de la valentía de los castellanos, ni de sus armas y caballos, sino también de la asistencia proveída por los curacas regionales, y entre las causas secundarias estuvo la pugna sangrienta entre Huáscar y Atahualpa. Fue la falta de cohesión política entre las etnias lo que resquebrajó la estructura del imperio. La mentalidad mágica y el colaboracionismo de las aristocracias regionales fueron factores importantes que facilitaron el triunfo del agresor.

BUSCANDO LA LIBERTAD
Una de las razones por los cuales los señores regionales apoyaron a los españoles fue porque vieron provechoso sacar ventajas de la coyuntura para recobrar la libertad de sus señoríos. Los españoles no pudieron hallar mejor ambiente para su conquista. Ante esta realidad estructural y coyuntural, los españoles aguzaron sus conocimientos y experiencia política y diplomática mediante pactos con los más eminentes curacas. Sin embargo, esta actitud colaboracionista no dejaba de preocupar a la huestes españolas. Otra razón de los curacas, para apoyar incondicionalmente a los conquistadores, fue el descontento por su dependencia de los incas y por la disminución de sus poderes. No obstante, el Cusco los endulzaba con
regalos y se consideraban sometidos a un sistema de pagos de tributos mediante trabajos a participar en campañas bélicas, a castigos y matanzas, y a continuos traslados masivos de un lugar a otro. La alianza de mayor relevancia se pactó con los hombres de la cultura huanca. Dada su localización geográfica, equidistante y estratégica, entre Cusco, Vilcabamba y Lima, es decir, entre la antigua capital del imperio y la nueva capital de la conquista. La mayoría de batallas se sucedieron en tierra huanca entre los aliados y la etnia inca exclusivamente.

UNA VERDAD ENCUBIERTA
En las crónicas de la conquista casi no está indicada la adhesión incondicional y fundamental de los curacas. Este hecho no fue casual, los españoles temían que de saberse la verdad ellos, perderían las encomiendas. Por esta razón, y deliberadamente, ocultaron los sucesos que posibilitaron su victoria sobre el gran imperio Inca. Si se hubiera manifestado abiertamente que el Tahuantinsuyo fue destruido por las mismas etnias que lo conformaban, los españoles habrían quedado sin ningún derecho para reclamar premios por parte de la corona. Las únicas fuentes que muestran estas adhesiones de manera veraz son las informaciones y probanzas; es decir los interrogatorios hechos por los españoles.

¿SABIAS QUE?
El inca reinante Huayna Capac sucumbió a una infección europea (tal vez viruela) en los años de la década de 1520 y su hijo Ninancoyuchi también murió víctima de la misma enfermedad, meses o años antes del contacto físico directo con los españoles.

 

Facebook Comments


0 comentarios:

Publicar un comentario